sábado, 6 de noviembre de 2010

Ruben Darío (El Enamorado de Plata Vol.1)

Por Santiago Ocampos

Tu vaso va rompiéndose, va quebrándose tu sangre etrusca, tu sinécdoque, tu placentero manjar de palabras. El águila te abrasa la mirada. Te desnudan el desierto las ninfas del crepúsculo. Nicaragua ya tiene alas. Una gota tibia forma el contorno de América. Los alazanes corren bajo la fusta de Verlaine. El parnaso fecunda tus juveniles lecturas que ya no son las epopeyas laicas del romanticismo. Tu sueño es una fiesta en la corte de Luis Catorce. Tu corona de laureles es la palabra excelsa y magna. Tu fundación está al margen de la historia. Tu albedrío es una mujer inhallable. Luz convida tu vaso de vino. Tu aire tiene el abrigo de un mendigo. Tu boca va soltando los aedos de la Odisea, al albatro latino de Baudelaire. Un nuevo cerco numantino es tu modernismo. Tu pueblo nicaragüense herido es la luz del alba de Julio César. La romana provincia gala es tu piel. Tu antro de perdición. Tu esquina de Buenos Aires. El péndulo de la muerte gira como una espiral en el centro de la revolución que no fotografió a Martí. Tu exotismo. Tu oriente por el vino se derrama en la fiesta del sincretismo pagano báquico. Tu juventud guardaba celosamente la tierra de los césares que los conquistadores nunca hallaron. Te gustaba vagar errante y solías por las noches en los laberintos de Creta andar para matar al imperialismo mientras dormía con la espada de Teseo. Con el azar que era una piel de tigre en celo anudabas el océano. Con Ariadna en duermevela arrojabas la soga para que no avanzara la frontera del norte. Tu misterio tan español. Dos manos francesas tenías para la lengua española. Te apoyabas en el león que era tu patria, tu infancia para contemplar desde allí el idioma lleno de secretos por develar. Tus poesías son como dos ventanas a punto de cerrarse por el viento, igual que las ventanas de tu patria cuando la revolución era inminente y la tierra estaba labrada. Fuiste cosmopolita y parisino. Embarcaste en el puerto de Palos para llegar a América. Asumiste el timón cuando América aún estaba virgen de palabras. Cuando todavía no se habían conquistado sus nombres. Eras católico y alejandrino por tu verso. La lengua buscaba la juventud y la cicatriz de todos tus viajes, porque eras el hombre que construía gramaticalmente su destino. Desde tu Torre de Marfil llegaban las cartas. Eras corresponsal en melancolía. Se te fue apagando la sonrisa. Las ganas. Lo materno que quedaba dentro de Managua. Al Fénix mestizo de las letras el sol se le iba quedando entre las estrofas. En los molinos de Alonso Quijano o Don Quijote iba el sol convirtiéndose en una araña. Y las geografías se desfiguraron en el mapa. Y las sílabas revolucionarias del modernismo quedaron tendidas en las trincheras de la guerra literaria que vendría. Tu vaso rajándose está en el borde por el sentimentalismo exacerbado, y la luna en el cristal mirándose la gordura. El olor agridulce a Managua campesina. De feudales oraciones iba abandonándose tu poema. Íntimo como un sueño el poema. La soledad decretó tu exilio. El verso caminó entonces por los desfiladeros de la penitencia. Tu tiempo al mar no llegó nunca más. Tu poema es el carbón con que Cortés incendió Tenochitlán. Ese mismo incendio vegetal ligó a Sor Juana a las estrellas. Esa misma generosidad templa tu vaso y te pone oscuro. Tu poesía es una princesa triste esperando el regreso. Al amanecer Solentiname repite su oración. Al amanecer tu verso hace cenizas el ritmo de los malos poetas que llenaron de perfume la crónica nocturna de tu escuela. Tu cosmética entibia el espejo de la ciudad que no se atreve a nombrarse. Ciudad que después convocó a Pablo Neruda para que la llamara pueblo. El derrame de tu música es el sonido de una patria huyendo del suplicio de Caupolicán. Las alas despliega el águila en el vértice donde acaba o empieza la América tuya. En un trozo de papel las palabras descienden por el simple hecho de ser como el arte que también se suele dar por amor. El alma, tan cercana al cielo como a la madre, a la tierra, está. El cuerpo tuyo: una conspiración contra la vanguardia porque tu universo está hecho de la dulzura fría del emigrado. Tu principio está tocando la dureza intelectual de Juan Ramón Jiménez. La melodía de tu elegía será griega porque tu melodía viene de Troya para acabar como un río en la desembocadura clara del futuro. La melodía tocada estará por la siringa del hermano al que le pediste la luz. Las campanas de la divinidad griega del todo suenan ya. El cuerpo de la literatura universal erotiza todos tus trópicos cuando te da su nombre para que vivas por ella.

El poeta hunde su cabeza en el hueco de sus brazos que descansan encima de la mesa, mira hacia fuera, escondiéndose, observa el surco de luz formado, la trama del alma, mira las estrellas brotar de la nada enlazadas como versos enamorados que aún no dicen nada, que aún esperan. El vaso derrama el deseo que fluye como una jornada de lluvia de Managua y la aurora tiene fiebre y tiembla y apenas es una brisa trayendo la mañana, trayendo la mañana y la noticia del matutino.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Placentero manjar de palabras,da gusto leerte en cada entrada nueva ,cada sábado ,cada miercoles.Un saludo.
Sandra ávila

Juan C. L. Rojas dijo...

Ruben Darío; la inquietud personificada de poesía y de mundo.
Muy buen relevamiento de su espíritu.
Muchas gracias Santiago.
Un abrazo.
Juan.

Susi DelaTorre dijo...

La poesía como fuego.
Indómito, el lenguaje se amansa tras el paso de tu mano.

Saludiños!

soy beatriz dijo...

Sí que tenés un don Santi!!! que forma tan poética y hermosa de describir y analizar. Me encantó. Te felicito como siempre y arriba!!! a continuar!!
Si bien debo reconocer que por algunos problemas no he podido entrar a tu blog como me hubiese gustado, siempre te tengo presente amigo!!!
No se si lo has comentado pero me gustaria tu análisis de Roberto Arlt, para cuando gustes y puedas.
Un beso grande!!!

Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia dijo...

Hermoso Santiago, la verdad un gusto leerte. Un saludo grande. Neli ☼

Anónimo dijo...

Tienes un vocabulario muy extenso y lo sabes usar de maravilla. En tu escrito hay imágenes muy buenas y de mucha calidad. Un verdadero gusto leerte.