miércoles, 13 de octubre de 2010

Crónicas del exilio –Comentario a la poesía de Alicia Pereda Saavedra*-

Por Santiago Ocampos

Alicia Pereda Saavedra es una escritora del pequeño instante. Allí, exiliada por la inspiración, la realidad es transmutada por lo que pasa en su alma. En la primacía del tiempo interior su mente dibuja las geografías de todo lo que la rodea, recreando los sonidos, los olores, lo que los sentidos le dictan mientras escribe en el silencio, principal aliado, en la búsqueda de algún tipo de explicación al don de la escritura recibido gratuitamente.

Desnuda por las palabras, se atreve a emprender un camino que no ha trazado de antemano. Como una rama, que se deja llevar por la corriente de un río, su poesía es cautiva de los recuerdos y las ilusiones que se confunden, y, a la vez se transforman en metáforas sencillas que imprimen un halo de misterio.

En su obrar literario, predomina la visión en primera persona cuya característica esencial, es la capacidad de contemplar el mundo inasible detrás de las palabras. Rendida a la inefabilidad del momento, la protagonista se siente vulnerada y se pierde en la maraña de significados que terminan desenredándose hasta un final inesperado. De la sombra de la rutina, emerge de la nada, la poesía que nombra nuevamente las cosas conocidas.

En “Mi café y yo” la autora absorta, multiplica las imágenes que la retrotraen a un pasado remoto que no nos es revelado. Sin embargo, hace que la poesía se sumerja en un vaivén continuo de emociones vividas, permitiendo así que una simple taza de café, de pronto sea un boleto para alcanzar una tierra inhóspita, un lugar íntimo por el solo esfuerzo intelectual de recordar.

La lluvia aparece como un elemento reparador porque permite caminar sin miedo el recorrido imaginario propuesto. La inspiración, motivada por ella, es “una melancolía de nubes viajeras y soñolientas” que está regida por la nostalgia del amor que no está y, al que sólo podemos conocer, por el movimiento perpetuo del caer de las gotas. Lo externo y lo interno se mezclan hasta lograr fundirse en una sola imagen, la del amado perdido.

Estos estados de exilio de la vida real, acercan a Alicia Pereda Saavedra al desarrollo de una poesía intimista, que describe la maravilla del color, de la ternura, de lo humano que intenta cambiar el mundo. Cada poesía define un instante único en el que vislumbramos, dolorosamente, como las cosas se desvanecen rápidamente por algún intersticio invisible. Escribir es, en definitiva, un acto de resistencia que vale la pena intentar para detener el tiempo.

Alicia Pereda Saavedra siente la poesía como una prenda de paz que convida a los que tienen los labios dormidos, a los que tienen fiebre, a los que no son socorridos por las urgencias de la noticia. Tomada por el verso y, al igual que Oliverio Girondo, desde la “masmédula” redacta la crónica de una utopía donde “descalza su memoria” y promete a sus palabras, un viaje sobre las alas de una mariposa antes que las campanas suenen y Chile vuelva a poblarse con sus viejos fantasmas.

*Alicia Pereda Saavedra nació en Concepción (Chile). Es integrante del Movimiento Poetas del Mundo y coordina el Taller literario ALAVAL, en ciudad de Bulnes (Chile). Publicó su primer libro “Mariposas en la ciénaga” en 2009. Sus trabajos han sido publicados en las páginas de internet “Nuestro Bío Bío, tierra de encuentros” y “Vitrinasur”. Actualmente reside en la ciudad de Chillán. Para mayor información de la autora y su obra pueden encontrarla en Facebook.

 
Llegué desnudo a golpear tu puerta...(de Mariposas en la ciénaga)



Por Alicia Pereda Saavedra


Llegué desnudo a golpear tu puerta

cansado, enfermo, náufrago en la noche

con el miedo que se refleja en los perdidos,

un poeta delirante con sus alas rotas.


Llegué ante tu puerta sin más equipaje

que sueños extraños ardiendo en los ojos

sueños hilvanados con gotas de niebla

cristalizados en los pliegues de mis manos


En tu corazón aletearon sutiles mariposas

nacidas para ti de este mágico delirio

que da el saberse de la muerte salvo

y el aire se llenó de ecos extraviados

cuando tendiste tus manos al febril poeta

que te hizo verso entre sus labios dormidos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Describes a la compañia como una ilusión dolorosa y melancólica. Haces de las palabras una identidad de las cuales muchos formamos parte. ¡Que lindo! MUCHITA

Pablo Mariosa dijo...

¿Cómo estás, amigo?

Lo interesante es que en tus escritos se advierten tus pasos por Letras y Periodismo sin que, por esto, hayas perdido (sino al contrario) un estilo personal.

Así da gusto conocer a otros escritores.

¡Gracias por visitar mi blog!

Estoy con poco tiempo libre porque es época de parciales y entregas de trabajos prácticos. Pronto espero estar más aliviado para poder volver a sumergirme en el mundo de los blogs jeje

¡Un abrazo!

Pablo

Anónimo dijo...

LA SOLEDAD ES UN EXTRAÑO ESTAR
CUANDO ANDA CERCA LA POESÍA

GRACIAS POR TUS ESCRITOS SERAFO
ADELANTE
CONOCEMOS POR VOS POETAS LLENOS DE AMOR POR LAS PALABRAS