Por Santiago Ocampos
Jorge Nuñez es un escritor que combina la poesía y la reflexión filosófica por medio de una narrativa que, progresivamente, va cercando las palabras hasta hundirlas en la claridad de la revelación. De esta forma, intenta dar cuenta de lo que los sentidos han impreso al experimentar la duda con todo el peso de su reflejo.
Con precocidad la propia existencia es cuestionada en cada lectura filosófica, trazada en el mapa de la rutina para darle a cada idea con la que batalla el pensamiento su correspondencia real. Platónico por elección, divide el mundo literario en el que sus personajes viven con sus inquisiciones personales.
La ternura no es puesta en escena como una suerte de primavera, sino más bien, es una queja, una angustia, que el cuerpo reclama desde el alma hasta sentir el amor, aunque en el espejo el rostro amado se desvanezca ante el intento de arroparlo con las manos desiertas.
El encuentro de los amantes es un instante fugaz. Prima el miedo a la separación por sobre las sensaciones de placer. Siempre es una divagación constante que prevé el desenlace final, la desaparición por la boca del olvido. La mujer es una presencia fantasmagórica que se transforma en fragilidad, en tiempo, y la única forma para hacerla volver es escribirla.
El vocabulario procede del acervo de un intelectual preocupado. Muchas veces el ritmo poético está signado por el sonido armónico de la evocación del pasado que, ahogado en las delicias de la imaginación, logra volar al abrazo postergando las ansias frustradas por el deseo de alcanzar aquella joven flor platónica, por la que el mismo Jorge Luis Borges hubiera dado toda su carrera literaria a cambio.
La presencia de un alter ego hace que la narración tenga siempre una doble lectura. El verdadero yo encuentra en el otro un canal donde rendir cuentas del dolor y de la sensación de extravío, en un mundo que no comprende la esencia del poetizar. Ambos jorges buscan la dulzura profunda que solo puede fundar una mujer con todos sus cielos y todos sus pájaros.
La locura es una ruptura con el mundo exterior. Planteada desde la interioridad de los personajes se presenta bajo un silencio del que nadie se percata. Simplemente existe y las palabras que nadie escucha corren como el agua de una canilla abierta, sin poesía alguna, sin despedida. El amor, al igual que la locura, aparecen sin aviso y forman en el alma, un pueblo de flores y lágrimas que huelen a lluvia que fecunda la tierra prometida.
Jorge Nuñez recoge de la tradición literaria, el amparo de la filosofía que bebe del cuenco que sus manos forman, la épica de los sueños humanos. Con lucidez, lleva su pensamiento a la escritura para encontrar un diálogo consigo mismo, entre el personaje y el escritor y, llevarse el sol para encender la memoria que inundada de imágenes se rinde, con todos sus soldados insomnes, a la soledad.
*Jorge Nuñez nació en Cipolletti. Es estudiante de Piscología, músico aficionado, amante de la filosofía, participa en las actividades del Círculo de Escritores del Comahue del que es miembro y por el cual coordina los talleres literarios en las escuelas de enseñanza media. Para más datos del autor y su obra remitirse a www.jorgen.com.ar
Esa mueca
Silencio tengo a las respuestas
siempre que te ausentas,
si, es cierto, es otra vez el mismo poema
¿sabés que no me canso de cantártelo?
Sábanas refregan mares en honor a tu fragancia
sentirte, hoy, ayer, no importa…
Sólo quiero, que me tengas en cuenta, en tanto
sólo quiero que seas mía otra vez.
Sonríe tu fantasma… esa mueca, es inigualable,
sería una mentira que trate borrarla.
Sin opción, no queda más que rogarte
si acaso ¿no me devuelves las alas otra vez?
Jorge Nuñez
6 comentarios:
¡Que lindo!Un verdadero romántico que huele a rosas en cada encuentro con su amada y por eso se queda con ese perfume cuando se va. Se inspira usando su esencia para cuestionar al ser en la medida en que su amor por ella exista y el lapiz que le permita volcar sobre el papel toda su trascendencia.
¡Felicitaciones Jorgen!
Saludos, Muchita
la poesia inmersa entre las buenas palabras, abre surcos en el sendero de la esperanza de esta latitud sur, ahora cálida de susurros enamorados
Imposible no dejarse rodear por los preciosos versos de este poeta.
Cuando las palabras alcanzan las mentes y los corazones de quienes las leen, han cumplido su cometido.
Exquisito comentario!!
Veo que tenemos mucho en común, Santiago. También a mí me va a gustar acercarme a tu blog y leer mucho de lo que aquí publicas. Nos unen los libros, la música, la crítica literaria, la poesía... . Hasta siempre, pues. Un abrazo. Y sí, Susi Dela Torre tiene mucha razón. Muy acertado el comentario: Cuando las palabras...
Tropiezo gratamente contigo, y un mundo de letras se abre a mis ojos, de tu mano.
Sigo tu palabra vertebradora y a la vez, reveladora de poetas ...
Un abrazo,
A.
Muchisimas gracias Gente !
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