Por Santiago Ocampos
Soledad: Federico toca tu pena, tu pena lo está acariciando en el sueño, Federico: su pena está cerca de la tuya, Soledad: se te fue muriendo ya en la tarde, Soledad es ahora una hoja en blanco, Federico: la estás viendo caer con el sol, Federico: te ruego que le abras tu puerta, Federico: la noche se te pone más oscura cuando ella sufre, gime, sus lágrimas arañan tus sábanas, Federico: esto no es una poesía es un ruego hondo, una carta con urgencia, Federico: se queda sin aire tu rima, Federico: Soledad te espera en su cama, Soledad tiñe tus sábanas con sus sueños, Soledad: Federico está pidiendo al degollar la aurora sus gallos tu palabra, tu delicia, tu pecho que es un tajo donde se adentran los hombres de la literatura para abandonar sus penas, sus penas terrestres, desdichas de amor como la tuya Soledad, te pide paciencia Soledad :no la escribas tan rápido Federico, que no la describas tan rápido: Federico, dibujala al compás de tu color, en tinta negra, con el claroscuro de un vaso de agua contra la simiente enamorada del sol de madrugada, Federico: escríbela más despacio para que no se ahogue en su llanto, para que Andalucía no se hunda en su paño húmedo, despacio: Federico, es un ruego, Federico: déjala ya en la escritura, déjala ya al borde de poesía, déjala ya que es un hecho literario, Federico: no rompas su mirada en el papel, no la dejes bajar de su monte oscuro, Soledad: está fundido en las lágrimas tuyas Federico, Federico: no quemes el suelo con tu paso, con tu andar enjaulado, con tus alas cortadas, con tu revolucionaria forma de hacer el amor en el verbo, déjala que llore, irremediablemente, Soledad nos abandona por ti, por tu trazo amarillo, de cobre, huele a todo menos al color, sobre caballos sudorosos sus lágrimas cabalgan, lágrimas celosas, con grillos oxidados marchan a la pena negra, Federico: te pido piedad cuando la escribas, cuando la sueltes en el jardín dónde habitan tus flores, déjala correr Federico, Soledad enamorada hacia otro lugar va, por otro camino empapada de misterio, Soledad nos despide Federico, no la dejes marchar tan pronto, despierto es como deben escribir los poetas: Federico, en tu generación no la dejes olvidada a Soledad con la piel forjada en una fragua de tinieblas, sus pechos redondos, su poesía junto a la tuya dan una vuelta completa a la tierra, a la luna, Soledad: pregunta por ti, te busca Federico para ponerte áspera, para que su trazo sea firme, para que su pulso no tropiece cuando te imagine, cuando te quiera, no lo dejes llorar, Soledad no quiere alegrías, quiere dejarse estar en la pena negra, Soledad empieza a desbocar su ternura en la playa, sus pies descalzos también se llenan de arena dulce, Soledad tiene el cuerpo temblando de amor, tiene un rumor bien tuyo Federico, ese rumor que suele sembrar tigres, Federico: la llevaste al mar, Soledad tiene pena negra, tiene ansias, toda su mujer llora, todo el deseo por entero jugado en su mujer tiene, Federico: siente su olor a olivos cuando la presentes, Federico: no te desvivas por ella, Soledad tiene el deseo de tierra como los marineros al volver a casa, Soledad está ebria, Soledad no escucha, Federico: no hables, no pises su vestido, no intentes desvestirla, su corazón tiene una pena negra, una pena de flores silvestres cuando llegan los días de frío, zumo de limón su beso, agrios saben sus labios, marchita el color, ella tiene una pena inmensa Federico, Soledad: Federico tiene una pena parecida a la tuya, Federico: la pena de ella es la tuya, el río desparrama su pena, corre Soledad con sus dos trenzas, Soledad espera un poco más de amor tuyo, Soledad: Federico tiene de azabache ya su carne, su ropa, su diálogo negro, todo es suyo, Federico: traza con lápiz negro su destino, ella no es ninguna epifanía, ella no tiene de blanco nada, Federico: déjala correr, déjala perder todas sus camisas de hilo, sus muslos de amapola, su virginidad, lávala Federico con agua de las alondras antes de expresar tu propio deseo, lávala con el perfume de España antes de la guerra civil, lávala con las mareas bajas cuando cosechabas el trigo de tu propia juventud, cuando en la escena de un teatro madrileño eras actor, cuando te volvías poeta, con esa agua y la de las alondras báñala, mojale sus cabellos con el recuerdo de tus manos, con lo posible, con lo que puedas, lávala Federico antes de que ella parta de la memoria del pueblo andaluz, perfumada te gusta Federico que llegue al sueño tuyo, déjale la paz de tu poesía Federico, déjala tendida, déjala que el amor la espere, deja que el amor haga lo suyo Federico, Soledad: deja que Federico haga lo suyo, pena negra, pena negra, te pareces a los días en los que espero la nada, pena negra que canta como un río por abajo, como una bienvenida pena negra llegas en soledad, pena negra gitana siempre sola, la madrugada pasa, y un cauce nocturno extraño todo se lo lleva, la madrugada pasa, la pena no, la pena de Federico al verla a Soledad terminar de desnudar sus palabras, al verla marchar así para siempre de la poesía, no.
2 comentarios:
Gracias Santiago por invitarme a compartir tu labor. Incorporaré tus trabajos a mi espacio de radio. Te invito a mi blog: www.nerinathomas.blogspot.com
Y a escuchar el programa cuando puedas.
Estuve en Villa La Angostura en octubre diez días y pasé`por Neuquén a dejar a un joven en su casa. Un cariño
" Soledad tiene pena negra, tiene ansias, toda su mujer llora, todo el deseo por entero jugado en su mujer tiene..."
¡ Hermoso su trabajo Santiago...he quedado sumamente complacida al poder apreciar tan bellas y sutiles letras !
Mi sincera felicitación y mi profunda admiración...
Un abrazo
Con cariño...Mardi♥
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