Por Santiago Ocampos
A caballo iba Tadeo Isidoro Cruz la noche que encontró a José Hernández envuelto en una fiebre, en el piso, contra el alambre de un campo cercano a Trenque Lauquen. Convulso se movía, la mirada perdida, tendido, como en un trance, el revólver en el cinto sin balas. Una noche de la literatura argentina, Tadeo Isidoro Cruz bajó de su caballo y le preguntó su nombre y de donde venía y obtuvo como respuesta una libreta que arrebató de las manos temblorosas del poseso y que cuentan que abrió al azar y pudo leer, presa del pánico, como su nombre iba repitiéndose tantas veces, hoja tras hoja en el filo de la luz de la luna, con las manos de un gaucho mal hablado y sucio que le sujetaba el cuello y le pedía un par de caballos para escapar por el desierto, la inspiración de la poesía descifraba el futuro por la posición de las estrellas que dibujaba, en el fondo del cielo, el aliento ígneo de la pampa entera sobre el papel, desbocada la palabra por la prisa de un ejército de poetas, protagonizaba su entereza al borde del camino entibiada por las voces que le arañaban un puñado de versos con la guitarra hombres desertores que batían a duelo a la soledad por otra vida ajena a la miseria que el gobierno les negaba, una vida con apellido y sin hambre, entre el alcohol y la peste se distinguía Martín Fierro que junto al oficial Tadeo Isidoro Cruz llegaron donde los muchachos muertos de frío y olvidados en el vientre de un país empuñaban la rabia que les pertenecía por ser argentinos y todavía sin cerrar el día un tal José Hernández en una oficina de Buenos Aires los escribía, agotado como la luz de una vela a punto de extinguirse y con más coraje que virtud, porque ese día en una ensoñación que parecía real dos hombres habían golpeado la puerta de su casa preguntando por él y al no obtener más respuesta que el silencio huyeron por el horizonte mientras caían de la memoria del escritor las sombras de la tarde.
1 comentario:
Muy bueno que podamos recrear nuestras mentes con temas como estos. Definitivamente...Que vivan las letras....¡
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