En este texto propongo al lector, al que siempre está del otro lado, invisible, un recorrido por el camino del arte de escribir. Es necesario atestiguar intelectualmente ese momento inicial en el que el primer hombre dio ese primer paso a la poesía. La inspiración siempre se ha manifestado como una profunda lucha por la conquista de la esencia. Es por eso que utilizo esta figura retórica, la de Jacob y el ángel.
En todos y cada uno de nosotros, desde Shakespeare al ignoto escritor que escribe en un pueblito del interior, los atraviesa este fuego ígneo en el alma que incendia horas y horas de lectura y escritura. Quiero rescatar a todos y explicitar en este texto porque estamos hermanados y convocados a la misma ronda. Es un homenaje a todos los que nos pueden dejar de escribir literalmente.
Individualizar a la persona que compone, que escribe, es arduo. Clasificar a este hombre que camina sobre cuerdas invisibles en busca de un lector, es imposible. Pienso en Shakespeare, en el teatro “El globo” buscando los ojos enamorados de la Reina Isabel para que aprobara sus escritos. Al mismo Calderón de la Barca poniendo en escena en las calles de Madrid sus obras. Existe en ellos y en cada uno, la misma necesidad imperiosa por saciar una sed primitiva que corre por dentro.
Es necesario para este análisis, volver al principio de la historia. A ese hombre, que se aferraba desesperadamente al pensamiento para no olvidarlo porque no sabía escribirlo. Conocía la oralidad y la fuerza de la fonética de determinadas letras. Las palabras, cómo lo es también para el poeta de hoy, eran su materia prima y significaban libremente en virtud del antojo expresivo. En la misma fragua creadora, ambos buscan escapar de la soledad.
Al volver a casa, los hombres primeros, en medio de la nada, eran asaltados por temores nocturnos, por preocupaciones, por el deseo de trascender. Entonces, inventaron el fuego para reunirse, para escuchar, para hablar. De pronto, existió la necesidad de buscar abrigo intelectual al amparo de la piel de una mujer y decírselo para que ella supiera.
En ese origen, en ese punto del espacio temporal de la humanidad, creo que podremos encontrar al primer escritor. Al que se animó a dar ese paso al futuro, que transmitió lo que había vivido y partió la poesía, como un pan, al filo de la medianoche. El mismo que tomó conciencia y al dramatizar la pronunciación, halló un lector. Y fue entonces que, de a poco, la belleza empezó a ser una búsqueda interior.
El trabajo literario exige una gran concentración. Cuando debo poner en marcha las ideas en el papel, siento que debo aliviar un peso que me oprime.
A pesar de las bondades del idioma español con el que escribo, hay palabras que no quieren salir, por eso hay que enamorarlas. Eso es parte de la vida de un escritor. Muchas veces toca poner el hombro y cargarlas como bolsa de papas hasta el papel. Borges decía que publicaba para sacarse un peso de encima y tenía razón.
Considero que este trabajo por la expresión, está sintetizado en Jacob luchando contra el Ángel. El relato bíblico, imposible de datar, simboliza a aquel que escribe, al que quiere decir algo distinto, al que confronta a su inspiración. En ese ir y venir, de golpes de puño, hay que jugarse la vida y ganar. Perder significa dejar sin efecto una historia, un relato, una visión.
El yo escritor nace en la lectura, en el coraje que hay que tener por construir en una forma literaria una constelación de significados. Quienes conocen la experiencia de leer un poema, han manifestado que a través de él se puede tener una visión única del mundo. Pero hay que tener todavía más valentía para traer del cielo a la tierra aquellas palabras, tibias, dulcísimas, que como vino dulce ella escancia, delicia fecunda, en la noche fría en que el poeta retorna herido de la batalla contra sus ángeles personales, a veces inventados, a veces reales.
9 comentarios:
Bruner dice q la mente es una narración, y que el yo se construye a través de historias, en eso buscamos nuestra identidad. El escritor produce en función de una religión al Éter. Muy bueno tu trabajo Santiago. Saludos y feliz día!
Feliz día Santiago y felicidades como siempre por ir a grandes pasos como escritor. =)
Clasificar a este hombre que camina sobre cuerdas invisibles en busca de un lector, es imposible. ¡Magnìfico!
Escribir es algo peligroso, ya que en ocasiones por intentar quitarte un peso de encima te caen otros tantos a la hora de hacerlo..Lo cual te deja cansado sin aliento y a veces, solo a veces las mejores obras son aquellas que acaban con tu vida. Pero es un riesgo que se tiene que correr.
El escritor convive con "el vértigo de la belleza".
Felicidades a todos los Escritores
Quita ese anuncio que se sale del marco y que se ve espantoso, el de Haka books.
Prometo mejorar el diseño de la publicidad, pero es un espacio contratado. Besos Maria y gracias por la sugerencia
Así es, talcualito lo decís es, mejor imposible.
Por estos días escuché un poema de Sabines "El peatón" y siguiendo su voz escribí algo relacionado con esto que has escrito, se llama Peatoncitos, te invito a que pases a leerlo. ¿Sabés?
Tal vez te resulte una pesada invitándote a mi blog, pero es la necesidad de compartir que me lleva a eso. Yo siento que cuando leo a alguien de alguna forma me llevo parte de lo suyo, algo que luego en mí se transforma, mi mejor manera de pagar lo que recojo en estos espacios es devolver lo propio con mis letras. No estoy hablando de calidad, ni cantidad, estoy hablando de recibir y dar, de un ida y vuelta, si no uno se queda rengo. Tampoco es obligación, es una simple invitación, desde ya gracias!
Y gracias por recomendarme a tus amigos poetas, los estaré leyendo en breve en el programa, eso también es un caminito de ida y vuelta.
Besos.
Hola Santiago, solo decirte que te encontré de casualidad a través de una amiga, y que me quedo en tu blog encantada porque me ha gustado mucho lo poco que he leído.
Yo tambien escribo, o al menos intento aprender a hacerlo, disfruto escribiendo y leyendo, sobre todo poesía.
Un placer leerte.
Saludos!
Hola Santiago. Muy de acuerdo con lo de quitarse un peso de encima, escribir es un arte que muchas veces se convierte en una necesidad, palabras, ideas, sentimentos que asaltan la mente y no te dejan hasta que los trasladas al papel. Yo no he publicado, no sé si lo haré, pero lo que nunca haré será dejar de escribir, no mientras me siga rondando la musa caprichosa de la inspiración. Saludos y feliz semana
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